He visto esta imagen que refleja muy bien lo que ocurre cuando cuentas algo a alguien, a pesar de que sea muy secreto o intentes que no salga más allá de la persona a la que se lo has contado:
Y es que, si no quieres que algo se sepa, te lo tienes que quedar para ti mismo; en el momento en que sale de tu boca, ya no lo controlas y no sabes hasta dónde puede llegar.
Lo mismo pasa con los comentarios o las fotos de Facebook u otras redes sociales: en el momento en que las pones, tienes que ser consciente de que pierdes el control sobre ellas. Así que, ya sabéis: las fotos comprometedoras o que no queráis que se difundan por ahí, no las pongáis en Facebook, por mucho control de privacidad que asignéis. La cosa es que, cuando entra en juego el factor humano, todo se puede descontrolar.
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