Seguro que, alguna vez, todos nosotros hemos hecho alguna "animalada" con sillas u otros objetos, sobre todo en el colegio (o, por lo menos, alguna trastada hemos pensado). Y tal vez, ya mayorcitos, hemos continuado haciendo burradas, cuando nuestro espíritu de la niñez se apodera de nuestros actos. Pero tenemos que ir con cuidado con lo que hacemos, porque podemos empezar una cosa y que se nos vaya de las manos...
Y no solo en clase: imaginaros que estamos jugando en un parque con nuestros hijos, sobrinos o algún niño, y le decimos "mira, mira como me columpio", mientras pensamos que qué narices, que seguro que el columpio soporta nuestro peso. Pero, aunque el peso sí que lo soporte, tal vez sea el tamaño el problema, porque, aunque nos veamos jóvenes, nuestros cuerpos han crecido y ya no se acoplan tan bien a lo que hace cuatro días jugábamos:
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