Ya metidos en pleno en plenas fiestas y celebraciones de Navidad y Año nuevo, puede ser un buen momento para pasaros unos consejos para que podráis sobrevivir a la combinación de niños y estas fiestas. Está principalmente orientado para madres primerizas, pero creo que muchos consejos se siguen aplicando también para padres y para cuando ya ha pasado tiempo desde que nació el crío...
1. Empieza a tomar ansiolíticos antes del día 22.
2. Dado que tu prole tendrá vacaciones desde ese mismo día hasta el 10 de enero, es decir dos semanas grandes y gordas, vete pensando a qué alomadre o alopadre vas a recurrir. A tal efecto son muy socorridas Lasabuelas, Lasamigas o Lasquepasen por allí. Criar camadas conjuntamente con otras hembras del grupo es práctica común desde nuestros antepasados primates y mira qué bien nos ha ido y cómo hemos evolucionado de hermosos. ¡¡No sufrir, pordioss!!
3. Si en la función del colegio le toca en suerte pastorcillo/a, reutiliza el disfraz del año pasado aunque al crío le quede el traje prieto, prieto, como si le hubieras disfrazado de Catwoman. Cuanto menos inviertas en coser nuevos trajecillos más tiempo tendrás para desvelarte y dejarte los ojos en otros menesteres.
4. No vayas a la función del cole cargada con seis cámaras como si trabajaras en Reuters. Disfruta del baile del año y moquea libremente y a tu antojo viendo a tu enano aterrorizado en mitad de un belén viviente, mientras otras madres hacen fotos como japos y luego te las pasan por mail. Eso queda muy moderno y ayuda a socializar de una forma bárbara.
5. Si tienes la enoooooorme suerte de organizar alguno de los saraos o eventos festivaleros en tu casa, baja al parque, coge una piedra no arcillosa de tamaño considerable y rompe el horno. La pularda no deja de ser una gallinácea cebada a más no poder y además está pasadísima de moda. El mismo día D podrás correr al Telepizza más cercano con cara de circunstancias; la ley te ampara, no lo dudes.
6. Para las cenas que se desarrollen en casa ajena, léase padres o suegros, conviene hacerse previamente un esguince, preferentemente de tobillo. En caso de que lo intentes y lo intentes y no consigas romperte nada, siéntate en la silla más alejada del pasillo o cocina para evitar tener que levantarte a recoger. Si esto tampoco es posible porque tu cuñada la avispada se te ha adelantado, coge al primer bebé que pilles y siéntalo en tus rodillas. Si ya consigues que se quede dormido en tu regazo eso te da derecho a no levantarte hasta que te vayas a casa borrashaperdía a las tres de la mañana. Ojo con la vejiga en este último caso, no vaya a ser.
7. Si durante alguno de los ágapes te sientan en la mesa de los niños argumentando tu reciente experiencia maternal, y te ves obligada a pasar parte de la noche apartando los piñones de la lombarda de todos los platitos, aguanta la respiración hasta perder el conocimiento y pasar a un feliz estado de inconsciencia.
8. Nunca vistas a tus hijos con pichis llenos de lazos, borlas o merceditas de terciopelo rojo. Recuerda que ellos serán los que elijan tu asilo.
9. Espera a que tu pequeño se tire encima el árbol de navidad por tercera vez o devore con ansia el musgo del belén, antes de poner ambos elementos ornamentales en sitio seguro. Tener algo nuevo por lo que regañarles te alejará de la monotonía, alegrará tus días y te devolverá a una nueva juventud.
10. Si eres afortunada y consigues reunir a todas tus amigas en un aquelarre navideño, aprovecha y besa mucho a tus amigas con hijos; abrázalas, recorre sus facciones con tus dedos temblorosos de emoción y hazte fotos con ellas para luego colgarlas en internet como si de una estrella del pop se tratase. Es posible que pase muuuuucho tiempo hasta que vuelvas a verlas.
11. Si al ir a vestirte para el evento ves que la ropa preembarazo no te pasa de las caderas y el espejo te devuelve la viva imagen de una morcilla con pelo ondulado, no te desanimes, píntate de rojo los labios y vete en albornoz. Así podrás empapuzarte de turrón y polvorones sin miedo a herir a nadie cuando te estalle la cremallera. ¡Qué un día es un día, mujer!
12. Dado que toda madre recienparida pierde todo atisbo de atractivo para el resto de machos de su especie no pertenecientes a su camada, aprovecha el momento muérdago y dale un abrazapretao a ese primo de tu marido al que tan bien está sentando el gimnasio. ¡Que un día es un día, mujer!
13. Si hay que cantar, se canta. Déjate el glamour en el paragüero de la entrada y agarra la pandereta yomerremendaba yomerremendé antes de lo hagan tus hijos y las consecuencias sean mucho peores para el común de los tímpanos. Hacerles un corro para que bailen también está permitido siempre que no les grabes en vídeo y ellos nunca jamás lleguen a saberlo ni a recordarlo. El asilo, you know…
14. El día de la cabalgata recuerda salir de casa convenientemente pertrechada como un antidisturbios. Y disfraza de igual modo a todos tus vástagos, incluida la abuela. Pasarte la tarde en urgencias por un caramelazo en un ojo no mola nada y ya sabemos todos que los pajes tienen muy mala follá y que tras subirse a la carroza adquieren una fuerza titánica digna del mejor de los pentatletas.
15. Si después de romperte la cabeza y los tacones pateándote las calles para elegir los mejores presentes, tu hijo te pregunta cómo es posible que los Reyes traigan regalos de Oriente envueltos en bonito papel de El Corte Inglés, tírate al suelo, hazte la muerta y espera muy muy quieta a que se canse y se vaya. Que las fiestas se acaban ya y no estás tú para respuestas metafísicas.
Bueno, no sé si estos consejos pueden llegar un poco tarde, pero más vale tarde que nunca :-) Además, así podemos comprobar, con humor, eso sí, si se cumplen los distintos puntos o no.
Ah, se me olvidaba... ¡¡Feliz año nuevo!!
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